En los últimos meses se estarían registrando «renuncias masivas» de funcionarios de diferentes delegaciones del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en Venezuela.
La causa principal sería debido a los bajos ingresos económicos de los funcionarios. Pues, aseveran, lo que ganan no es suficiente para su sustento ni el de sus familias.
El periodista del periódico La Voz, del estado Miranda, Jean Carlos Rodríguez, ha hecho estas revelaciones a través de sus redes sociales.
#Actualidad/ Renuncias masivas se están registrando en las diferentes delegaciones del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), debido a los bajos salarios que reciben los funcionarios que no les alcanzan para su sustento ni el de sus familias. pic.twitter.com/vEFNg2Vqxh
— Jean C. Rodríguez (@JeanCRodriguez_) September 27, 2022
Además, asegura que la mayoría de quienes deciden marcharse del CICPC, aparentemente salen de Venezuela para buscar un mejor futuro. Migran a Estados Unidos vía la selva de Darién, entre Colombia y Panamá.
De igual forma destacó que el pasado viernes, en Lara, diez exfuncionarios partieron desde su tierra natal a Colombia, en busca del «sueño americano».
LAS RENUNCIAS AL CICPC EN CARACAS
Rodríguez apuntó que en Caracas «se prendieron las alarmas», ante renuncias de funcionarios en las delegaciones municipales El Paraíso, Caricuao, El Llanito, Santa Mónica y Chacao, que, señala, «han sido significativas».
En los últimos seis meses, añadió el comunicador social, se han incrementado los retiros de funcionarios en el interior del Venezuela. Por ejemplo en Lara se habrían producido al menos 50 renuncias de efectivos de diferentes jerarquías.
La situación se repite en el estado Zulia, donde los funcionarios prefieren vender jugos o café que seguir sobreviviendo con el salario pírrico que devengan en el CICPC, destacó Rodríguez.
Refirió el periodista además que en Zulia hubo una reunión con el director nacional del CICPC, Douglas Rico, a quien los uniformados expresaron las precarias condiciones en las que viven y trabajan, «pero todo quedó ahí».
Algunos efectivos de la institución han llegado a asegurar que lo que ganan apenas si alcanza para el saldo mensual de su teléfono. También reclaman la falta de un seguro de salud y funerario, trabajar con hambre, el mismo uniforme de guardia y los zapatos rojos, dice Rodríguez.
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